Existe una pregunta que en alguna oportunidad
ha pasado por nuestra mente.-
¿Conozco realmente a Dios?, ¿Cómo sé que le
conozco?
Quizá
razonamos rápidamente y decimos, al estudiar cada aspecto de Él en las
escrituras. Y sí, es verdad, más sin embargo no todo termina allí. La palabra
del Señor nos da un recorrido extenso acerca del verdadero conocimiento de Él y
su justicia, sus atributos y las verdades correspondientes a su propósito en
nuestras vidas.
En
Corinto se notaba una obsesión de que el conocimiento lo es todo y Pablo
responde rápidamente a su carta diciendo:
1Co 8:2 Y si alguno considera que conoce algo, aún no conoce nada como le debiera conocer.
La búsqueda
de conocimiento es fundamental para nuestro diario vivir, si empleamos el uso
adecuado en ello, pero cuando nuestra motivación no nos conduce hacia la
verdadera meta del conocimiento bíblico, corremos el peligro de llenar nuestros
corazones de arrogancia e intenciones que no corresponden a las verdades
reveladas en las escrituras para nosotros.
Hace
mucho tiempo el conocimiento era una necesidad urgente para los creyentes, para
comprender con claridad las verdades bíblicas que los conducirían a una vida de
rectitud, apegada a la voluntad de quien les había llamado a seguirles en ese
tiempo, no obstante nuestra era está llena de ignorancia disfrazada de
intelectualismo, que ha llevado a miles de congregantes a posturas incorrectas,
prácticas no autorizadas por la biblia y a enseñar mentiras disfrazadas con versículos
bíblicos fuera de contexto.
¿Pero
basta solamente con poseer toda la información bíblica en nuestra mente para
decir que conocemos a Dios?
Conocer
va mucho más allá de poseer una información, éstos pretendían haber alcanzado
un conocimiento perfecto en el tiempo, pero Pablo les dice: <aún no conoce
nada como le debiera conocer>
¿Cuál
es, entonces, el principio del verdadero conocimiento?, el fundamento de este
se encuentra en un conocimiento personal de Dios, y se muestra claramente en la
gracia, misericordia, humildad, obediencia e integridad de aquel que posee el
conocimiento.
Jer 22:16 Hizo justicia al pobre y al necesitado y los ayudó, y le fue bien en todo. ¿No es eso lo que significa conocerme? —Dice el SEÑOR—.
Todo verdadero
conocimiento deriva de nuestro Señor Jesucristo, y este revela el carácter mismo
de él en nuestra vida, no existe un conocimiento genuino de Dios, si este no
afecta nuestra vida, y si no lo hace es porque no hemos conocido nada como debiéramos
conocerlo.
Jer 9:24 Si alguien quiere hacer alarde de algo, que lo haga de que aprendió a conocerme, y de que entiende que yo soy el Señor que actúa con fiel amor, justicia y rectitud, pues es lo que a mí me gusta. Lo dice el Señor.
Pablo insta a los
corintios a que reexaminen la idea que tienen del conocimiento y a que entiendan
lo que deberían saber, el verdadero conocimiento que deriva de nuestro Señor
Jesucristo:
Col 2:2-3 para que sean confortados sus corazones, y sean acercados mediante el amor a la plenitud de la riqueza de la seguridad, y al entendimiento del conocimiento del misterio de Dios Padre, y del Cristo, (3) en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.
Joven, no existe
verdadero conocimiento sin Cristo, la motivación con la que estudias la palabra
de Dios afectará de una u otra forma tu vida, así que procura que ese conocimiento
transforme tu mente y te conduzca a una vida de gracia, obediencia e
integridad, pues de nada sirve decir que crees, sino abrazas a Jesucristo como
lo más preciado de tu vida sabiendo que no existe algo más satisfactorio que
poseerlo a Él para siempre.
(Comparte este Articulo)